27 de diciembre de 2011

Nuestro Amigo Invisible

Cuantas veces no han regalado algo de forma improvisada, dando lugar a una sorpresa, algo inesperado que llega hondo y nos hace reflexionar sobre el verdadero valor de los regalos.
Un regalo es algo más que un objeto bonito, debe ser algo que te apetezca que la otra persona tenga, algo que quieras compartir.



A todos nos gusta recibir regalos, pero creo que estos deben conseguir crear un “vínculo afectivo” con la otra persona. Por eso el hecho de “regalar por regalar” no debe de darse asi porque si, aquellos regalos que cumplen la función de “pagar” ciertas situaciones de la vida; . Por ejemplo en las bodas, ¿no da la impresión de que nos estamos “pagando” el cubierto?. Cuántas veces hemos dicho “cómo voy a regalarle sólo eso”.
La verdad es que resulta triste. Si hacemos los regalos desde el corazón y sabemos “separar” lo material del hecho del regalo en sí mismo, conseguiremos estar felices cuando recibamos regalos-regalos, y más todavía cuando los hacemos.

Sería precioso conseguir regalar lo que en ese momento nos apetezca, y seguro que así conseguiríamos llegar al corazón de la otra persona.

Tampoco creo que sea necesario esperar a un “día especial” para regalar; dentro de poco llegarán las navidades y todos nos enfrascaremos en la vorágine consumista para intentar comprar lo más grande, bonito, caro y ostentoso para nuestros seres queridos.

Pero ¿realmente hace falta?.

 Una vez leí que el mejor regalo que les podía hacer a nuestros hijos era jugar con ellos… , y que razón tenían. Además podemos hacerlo sin esperar esas fechas, ¿por qué no hacer un regalo un 20 de diciembre simplemente por el hecho de que queremos hacerlo?

Soy de las que piensan que el mejor regalo que me han hecho nunca, me lo hicieron mis padres al traerme al mundo por ello intentemos huir de esos regalos que se hacen sin ningún valor, y a partir de ahora regalemos “un pedacito” de nuestro corazón.
Como en todo en esta vida, en los regalos también merece la pena poner un “trocito” de nosotros, de nuestra esencia y es lo que hemos procurado a la hora de hacer nuestro regalito invisible.

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